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martes, junio 5

Artículo de opinión. Mauro Gómez Lamela. 4º

Voto a los 16

En estos tiempos de crisis siempre surgen nuevas reflexiones. Una de ellas es si la democracia capitalista es del todo justa o no, como bien plantean asociaciones como Democracia Real Ya. Otros se van aún más lejos, como el replanteamiento de la validez de esta forma de gobierno, de dos formas:

-Proponiendo una alternativa marxista para reformar la democracia, ya sea con una reforma en forma de república del estado español o con la independencia de las naciones peninsulares.
Numerosos sectores tienen en mente la propuesta de una dictadura proletaria con un bonito lema “ todo es de todos” (cuya forma correcta acabó siendo “nada es de nadie”, desgraciadamente siempre se dio al llevarlo a práctica) , la mayoría piensan en una democracia más participativa y que favorezca más a las clases sociales ( IU, partidos nacionalistas de izquierda...)
-Apostando por una nación fuerte, con una vuelta a la tendencia fascista de los años 20 y 30. Es el caso de Grecia, estado donde la incertidumbre ha llevado a muchos a poner sus escasas esperanzas de renacer como un estado solvente en el voto a una coalición fascista que hoy triunfa en su país y tiene a todos los sectores democráticos indignados. Esta situación demuestra que el fascismo solo triunfó aprovechándose de situaciones difíciles...

En lo que respecta a una democracia más participativa, hay discrepancias entre sus posibles aplicaciones. Me voy a centrar en la que más me concierne, la posibilidad del voto a los 16 años.

Al cumplir 16 años descubrimos nuevas responsibilidades y derechos, como el poder tener un trabajo o decidir sobre situaciones quirúrgicas. Desde hace tiempo se plantea el derecho a votar. Bien, una participación joven sería genial, la adolescencia plena es la edad adecuada para iniciarse en el largo proceso de la maduración ideológica. Y yo pregunto, pero si la mayoría de los de 25 no saben lo que votan, ¿como lo vamos a hacer los que no hemos acabado el instituto? La participación no sería muy relevante, y en caso de producirse sería por la influencia paterna o por tradición familiar. No soy contrario a que las familias transmitan sus pensamientos y su ética a los hijos, pero soy contrario a que los hijos no discrepen o no sepan explicar por qué, por qué lo que papá y mamá dicen es mejor... Eso es la base de la inmadurez, decir o creer cosas de las que no se sabe, es peor que lo llamado “pasotismo”.



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