El pie izquierdo no me quiere hacer ni caso. ¡Siempre igual! Me levanto de mi cama y me caigo, salgo de la ducha y me caigo, voy a hacer de vientre y me caigo, me pongo a respirar aire fresco por la ventana y me caigo, me estiro para alcanzar el mando y me caigo. No se qué hacer, con lo bueno que fui en el lateral zurdo. Ya llevo dos años, y aún no me acostumbré a moverme sobre ruedas.
Mauro Gómez Lamela
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