El pie izquierdo no me quiere hacer ni caso. Llevo diez minutos ordenándole que se esté quieto y me ignora, sigue moviéndose de forma compulsiva.
Tú, te sonrojas y a mi se me queda cara de idiota mientras una pregunta ronda mi mente:
¿por qué demonios mi pie te acaricia por debajo de la mesa, cuando mi cabeza dice que para ti solo soy un amigo más ?
Clara Lago
No hay comentarios:
Publicar un comentario