cazaerrores

jueves, noviembre 17

Por fin quietas. Relato ganador cadena Ser.

—Muerto pero mío.
Eso fue lo que chilló Marcela Quijano cuando irrumpió en la alcoba y descerrajó tres tiros sobre el rostro asombrado de Eliseo Pellicer, su marido. De los rincones de aquel dormitorio fueron saliendo entonces, como fantasmas, todas las amantes con las que Eliseo había gozado. Abandonaron la habitación susurrando una letanía de a mí no me mates, déjame marchar. La procesión de mujeres en camisón huía a pasitos cortos, tratando de no interrumpir el duelo de Marcela que, volcada sobre la cama, sostenía entre sus manos las manos desmayadas de su esposo. Manos grandes, nudosas y quietas. Por fin quietas.

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