Se entrenaban para estar
muertos. Aquella clase de la señorita Rosaur fue muy extraña, todos estábamos
gritando como si estuviéramos agonizando súbitamente mientras los cristales se caían a
trozos. Eso no era una clase, sino un manicomio. Luego, entró el director
alterado apuntándonos con una pistola, entonces un niño asustado chocó contra el
director, teniendo un terrible desenlace para todos.
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