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viernes, marzo 2

Crítica musical. Mauro Gómez Lamela

St. Anger (2003)- Metallica

Llevo varios años teniendo como referente en mi vida a la música. Tengo unos gustos variados y peculiares, y me siento orgulloso de ello. Muchas veces me apetece escuchar una banda concreta, busco las críticas en internet y elijo un disco del grupo que parezca que merece la pena para escuchar por la tarde, por la noche, etc. A veces no me complico la vida, y si tengo la discografía completa, ataco a los recopilatorios. He escuchado discos enteros desde Pink Floyd hasta Amon Amarth, desde Iron Butterfly hasta Death, pasando por los extravagantes The Cure y las grandísimas instrumentistas de Girlschool. Nunca, a no ser por una falta de tiempo o una urgencia, dejé mis deberes a medias, salvo una vez.
Como fan del thrash metal que soy, considero a Metallica como unos dioses. Poseen en su repertorio cuatro de los mejores álbumes de la historia de la música mundial, y los adoro como el que más. A partir de los 90 la cosa cambió, cierto que sus nuevos discos tampoco eran malos ( Black album es redondo, y los Load y Reload tienen temas que me encantan).
Pero el siguiente álbum no soy capaz ni de tragarlo. Tres veces van con la de hoy, jueves, las que intenté escucharlo entero, me he quedado en la cuarta canción de esta vez. St. Anger, es, ¿cómo decirlo suavemente? ¿Vomitivo? A pesar de esto arrasó en ventas (#1 en más de 10 países), e incluso hay muchas críticas positivas. Conozco gente que se atreve a decir que es el mejor de Metallica, puesto que no escucharon los de la etapa dorada y son gente amante del rap y el pop-punk (todo comercial, por supuesto), personas que solo escuchan el metal más insoportable de hoy (Slipknot, Avenged Sevenfold, System of a Down,etc.).

El disco es extraño, y yo soy abierto a nuevos sonidos y todo eso. Pero no me abro a una batería cuya caja suena a lata de atún, una voz que suena a un gato con gastrointeritis (Hetfield acababa de salir de rehabilitación, reconocieron que las voces se grabaron a saco) y con guitarras grabadas en los retretes públicos de cualquier gran ciudad; además de la desapercibida actuación de sesión del productor con el bajo. Las composiciones son malas, pero muy malas. Canciones sin fundamento, como la canción homónima que la verdad, para mi es más ruído que música. ! Ah¡ y las letras... ya me he ahorrado la molestia de mirar las traducciones, los estribillos lo dicen todo.

Dice el “magnífico” productor del álbum, Bob Rock, que lo que se pretendía era “reflejar los sentimientos de los músicos en ese momento, mostrando un álbum que recuerda a cuatro chicos que hacen rock en un garaje”. ¿Lo consiguen? Si en ese momento tenían una tremenda tuberculosis los cuatro... ¡Sí!

¡ Bravo ¡ Metallica, después de esto, aún se atreven a publicar un disco con Lou Reed , el estratosférico “Lulu” de 2011, estratosférico porque las copias realizadas que no se venden acabarán como basura espacial o algo por el estilo. En una escala del 0 al 10, claramente un se llevan un 1, un 1 por hacer reír a este músico principiante.

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