Joderme — repite Micky saboreando la palabra. La verdad es que el buen caballero se había enfadado al fin. Miró su hombro derecho y observó que ese estúpido y cansino hombrecillo de túnica blanca y asquerosa melodía de arpa había desaparecido al fin dejando solo una nube de polvo brillante que acabó por desaparecer en el aire. Miró a su hombro izquierdo:
- No necesitas más mi ayuda, mi trabajo ha concluido. Por cierto, ¿quieres que te guarde sitio a mi lado? Es un secreto, pero muchos dicen que silbo melodías diabólicas mientras duermo. Espeluznante no? Disfrutarás.
También éste, tan rojo como el fuego y tan malo como La Peste se escabulló entre el polvo de la habitación.
El buen caballero Micky no volvió a escuchar esas melodías tan hermosas de arpa. Pero ahora, cada noche y cada hora escuchaba un silbido que agotaba sus oídos mientras moría quemado entre la maldad y la desesperación de muchos.
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